Habría que definir a priori las consecuencias de una gestión global en el campo de la poca monta. Si tenemos en cuenta un análisis corporativo de las funciones opositoras de todos los movimientos correlativos, nos vamos a encontrar con unos aledaños colaterales prácticamente irreversibles y por tanto -y por tan poco-, vamos a volcar todos nuestros esfuerzos en el entresijo financiero-igual-a-cero que verá incrementado el beneficio en proporción geométrica a medida que el cumplimiento de las directrices acordadas nos permita soslayar las incómodas desavenencias de rigor.
Entredicho esto, resta asegurar la eficacia que con toda seguridad negociaremos con diplomacia en los frondosos bajos del consorcio recientemente pactado con los grupúsculos preliminares adyacentes.
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